¡Se logró! Con 8000 millas fue la última y más larga etapa de mi viaje alrededor del mundo. Más de 250.000 millas y 50 años quedan atrás. – 20 años tenía cuando por vez primera izé velas, en mi catamarán construido por mí mismo, en el Rin, en Colonia. El camino más rápido hacia ti es navegar a vela alrededor del mundo, dijo Bernard Moitessier en su libro “La victoria regalada”, Diario de a bordo. Yo necesité algo más de tiempo. Algunas tormentas las pasé en el mar, el mayor numero las pasé en cualquier sitio en el camino desigual hacia mÍ mismo. En Florida encalló un amigo mi catamarán, en su jardín construí un trimarán con el que zozobré después en medio del Atlántico. 16 días estuve con el agua fría llegándome al pecho, cerca de la muerte por hipotermia, me vi desde fuera, bebí agua salada, comí pescado crudo, sin saber que era una “delikatesse” y tuve mucho tiempo para reflexionar sobre el sentido de la vida. Hace 6 años izé de nuevo velas para finalizar lo que había comenzado con veinte. Los arrecifes de vida moribunda en el Caribe, las selvas tropicales taladas, millones de personas en pobrísimos arrabales de cualquier ciudad, el estado catastrófico de este mundo en estos tiempos, no podía simplemente darlo por visto. En 1998 comencé en Venezuela a reunir las dos primeras piedras para un proyecto con el fin de poder ocuparme de los problemas del mundo y compartir mis experiencias con otras personas con la esperanza de contribuir a la concienciación de que se necesita un cambio con otras perspectivas. El “Global Stone Project” se forma con diez piedras de cinco continentes. Tres de estos continentes dejé atrás y en cada uno vi sus muy peculiares problemas. Mirando hacia atrás y hacia África aparecen sucesos que para mí hasta aquel momento eran inimaginables. Parecía empezar todo muy bien. Poco después de mi llegada pude contactar con la ayuda de la Embajada Alemana y del departamento para “Energy and Mining” con Kelgran Gariete. Se había acordado fecha para una entrevista con el Director Mr. Rob Brown y para aprovechar el tiempo de espera buscamos mi acompañante y yo un “Internet café” en las cercanías del hotel. A la vuelta en las primeras horas de la tarde con las calles llenas de gente y automóviles, en el centro de Johannesburgo, surgió una mano tras mío que me tapó brutalmente la boca y la nariz. Contra ocho hombres no había nada que hacer. Faltándome el aire me cruzaron muchos pensamientos por el cerebro y de pronto me acordé del Dr. Kyriacus C. Markides que en su libro “El Magnus de Strovolos” habla de un curandero en Chipre. Si estás en peligro de muerte, dice, dibuja ante ti con tu imaginación un pentagrama y ponte a ti mismo en el centro. Yo ya veía todo negro y estaba a punto de perder el conocimiento. Unos pequeños puntos de luz vinieron hacia mí desde muy lejos y se convirtió en una estrella de cinco puntos. Se aflojó la mano sofocante y oí los tremendos gritos de mi acompañante. Corría tras los tipos que le habían arrancado la bolsa colgada del cuello con pasaporte y dinero. Las personas a nuestro alrededor, petrificadas por el miedo, solamente miraban, nadie ayudó. La sangre se escurría de la herida del cuello. Quedan las cicatrices para siempre como un recuerdo entre supervivencia y abuso. La policía, negra como los ocho atacantes, vino horas más tarde y redactó un complicado informe. Quizás haya que experimentar la brutalidad en carne propia para poder comprender a este continente y su gente. Cuando meses más tarde fui recibido por el Premio Nobel y Arzobispo Desmond Tutu hablamos de los problemas de Sudáfrica, sobre la imagen de la joven nación transformada que brilla con reconciliación y tolerancia por un lado y ensombrecida por el otro por la fuerza, la brutalidad, violaciones y corrupciones. Mejor hubiera sido no nombrar lo último pues Desmond Tutu dijo que Helmut Kohl y su caso de corrupción tampoco son un ejemplo y eso que tenemos una ventaja de por lo menos 2000 años. En África, dijo, estamos al comienzo de
una nueva cultura. Mi proyecto trata de paz, superación de conflictos y conciencia. Por ello quiero abrir una perspectiva sobre los fenómenos de criminalidad, brutalidad, violación y miedo que no encontramos en ninguna parte del mundo de esta manera. Explicar estos comportamientos como rasgos de una raza, cultura, religión o incluso como consecuencia de la pobreza seguramente no basta. Más bien son un ejemplo de la capacidad de adaptación de la especie humana. En un mundo donde leones, tigres, serpientes, prepotentes elefantes y rabiosos rinocerontes amenazan a los hombres, estos han desarrollado similares cualidades para sobrevivir. Excavaciones recientes motivan a suponer que la humanidad empezó hace 250 000 años aquí en el sur de África su cruzada en un ambiente brutal. En consecuencia llevamos todos, de manera latente y probablemente genéticamente ordenado, estas características y capacidades dentro de nosotros como mecanismo de supervivencia. El holocausto y el apretón al botón que se dió en Hiroschima con el que un piloto aniquiló 250 000 personas son ejemplos suficientes. Brutalidad aplicada, motivada por creencias o fanatismo de cualquier índole nos acompañan hasta hoy a través de todos los tiempos de nuestra historia. En el supuesto que el ser humano tiene en su interior más profundo una conciencia como herencia de su origen espiritual, ética, parámetros, autocontrol y la capacidad de someter actos potenciales a un control de calidad son entonces constantes condicionadas por el desarrollo. Obviamente existen aquí diferencias individuales y colectivas. En el camino de hacernos humano según la imagen de Dios nos hemos sometido el mundo, desarrollamos autoconciencia e inteligencia, llegamos a ser el peor enemigo de nosotros mismos y del medioambiente y nos dejamos a Dios en el camino. Solo la esperanza nos puede animar a seguir el camino quizás para encontrar al final del camino a Dios en nosotros mismos. La pregunta del porqué nos infligimos aún violencia unos a otros nos lleva a la fuerza al mecanismo de la evolución, a la ley de causa y efecto, al perdón, al amor al prójimo y a través de ello a la libertad interior que únicamente vía la tolerancia y el respeto frente a cualquier vida hace posible una coexistencia pacífica. El encuentro con Desmond Tutu, sabio, cordial y con un gran sentido de humor, es uno de los más valiosos recuerdos de mi vida. El me dió el ánimo de superar todos los problemas y resistencias y llevar a cabo mi proyecto. Pocos días después de esta conversación que grabé con tres cámaras para mi película documental su secretaria me envió una “letter of suport” en la que él me aseguraba su apoyo. Casi al mismo tiempo me encontré con el antiguo presidente F.W. De Klerk, también Premio Nobel cuyo ánimo y visión hicieron posible la transformación. También con él hablé de los problemas y del futuro de este maravilloso país y del continente en general desde otra perspectiva. Le preocupan ante todo la criminalidad en aumento, la disposición de usar la fuerza, los “townships”(zonas de míseras chabolas) que crecen sin fin, el SIDA y la decepción, también en aumento, de la población de color. La gente en Sudáfrica y quizás también en el resto del mundo esperó milagros de la transformación del “Apartheid” a una sociedad con igualdad de derechos. La entrega pacífica del poder de la minoría blanca a la mayoría de color es de por sí bastante milagroso. La igualdad de derechos con igualdad de deberes como base ha de trabajarse aún con muchos esfuerzos. Y ello requiere tiempo. Aún es grande la diferencia a todos los niveles.
F.W. de Klerk comparte el Premio Nóbel con Nelson Mandela, Me aseguró su apoyo y me dijo en la despedida que deseaba venir a colocar la piedra e intentará traer a Nelson Mandela El cómo logró Nelson Mandela sobrevivir a casi treinta años de prisión y cumplir su misión es algo excepcional y siento gran respeto por él. Entregar el poder, luchar contra el terror tanto el de los de color como el de los blancos, hacer frente a la desconfianza de todos y finalmente figurar como perdedor precisa de la grandeza de alguien con una confianza en Dios a toda prueba y con visión a largo plazo y por ello tributo especial admiración a F.W. de Klerk. A estos tres héroes de la humanidad me gustaría reunirles para que colocaran conmigo la piedra de la Esperanza como señal para todas las personas que por razón de su sexo, su creencia o por cualquier otro motivo en algún lugar del mundo luchan por la igualdad de derechos. Trabajar en la cantera fue pesado pero a la vez un alivio. Tras el asalto en Johannesburgo tranquilizaba trabajar en la cantera vigilada, viviendo también allí. Levantarse con el sol, formar la piedra en la sombra sin interrupciones alegrarse al final de la jornada por lo que se ha adelantado en el día y sumergirse en la piscina natural con agua de lluvia para desprenderse del polvo. La noticia alarmante que de noche debajo de los ojos de la guardia de seguridad fuese robado una escavadora pesada nos devolvió a la realidad de una seguridad relativa y eliminó nuestras ilusiones. A pesar de esta experiencia estaba más allá de mi imaginación que un año más tarde nos desvalijaran en el “Royal Cape Yacht Club” cuando dormiamos a bordo y cuando el barco se encontraba bajo la videovigilancia y del personal de seguridad. Tras un viaje tormentoso estábamos impacientes por saber que nos ofrecía Cape Town, una de las más bonitas ciudades del mundo. Yo no tenía esperanzas concretas, simplemente estaba curioso y abierto hacia todo lo referente a la búsqueda de un sitio adecuado para mi piedra. “Historia del Pentagrama “ Haga Click aquí. En cape town a la busqueda de diez metros cuadrados para la piedra de la esperanza. Tras un amable recibimiento en el Royal Cape Yacht Club, el club de vela más activo de aquellos en los que atracamos en nuestro viaje alrededor del mundo nos dedicamos a explorar la ciudad buscando un sitio adecuado de emplazamiento. En el “Civic Center” pedimos una entrevista con D. Gerald Morkel por aquel entonces alcalde de Cape Town. Sin la necesaria experiencia en la ”jungla” de la burocracia de Cape Town pensé haber entendido mal cuando la Sra. Audrey, su secretaria de antedespacho, nos dio una fecha dentro de aproximadamente dos meses. Le dije que estábamos en un barco de vela en un viaje alrededor del mundo y a más tardar en dos meses deberíamos estar navegando. Además queríamos solamente regalar una escultura en el marco de un Proyecto de Paz Mundial. Le entregué una solicitud escrita y una carpeta con la descripción del proyecto, fotos y comentarios de prensa. Fue la primera de por lo menos treinta carpetas que repartimos en los siguientes dieciocho meses. La llamé multitud de veces con el ruego de avisarme si tenía un hueco imprevisto en su calendario de entrevistas. Solamente pasado el tiempo me di cuenta que los funcionarios de allí demuestran su posición con un calendario de entrevistas con largos tiempos de espera. Tras unas tres semanas hablamos con el alcalde en presencia del jefe se sección Sr. Clive James, responsable del “Evironmental Planning” quien en el transcurso de la conversación sugirió un nuevo complejo escolar en uno de los “Townships” como lugar de emplazamiento. Esto no se correspondía con los lugares de las otras piedras en el mundo, más bien era un destierro. Algo más tarde nos recibió su colaboradora Sra. Sandra Hustwick, a quien se le había encomendado el “Global Stone Project”. En estos primeros encuentros, a los que siguieron muchos, respondí a sus preguntas e intenté explicarle el proyecto. El mecanismo de la
comunicación mundial con Berlín por el reflejo de la luz del sol y la estrella de cinco puntas, símbolo del hombre para Leonardo Da Vinci, que se forma de modo invisible entre las piedras de los continentes en Berlín una vez al año, le resultaban difícil de entender. Me preguntó ¿por qué no seis pares de piedras?, el mundo tiene seis continentes. Sorprendido pregunté: ¿dónde está el sexto continente?. La Antártida repuso ella. Sería algo especial, le dije riendo, llevar un bloque de hielo al Tiergarten de Berlín, quizás con un par de pingüinos encima. Pero ella no tenía humor. Constaté que aun no había entendido el mecanismo de la luz que une al mundo con Berlín el veintiuno de junio. Lo intenté de nuevo con el argumento de que, en esta fecha, en el Polo Sur es noche cerrada. Además un par de piedras cuestan aproximadamente 100.000 US $ para lo que en mi zarandeado presupuesto no había reservas. La Sra. Sandra siempre era amable pero yo notaba su desconfianza, el pentagrama le causaba malestar, estaba claro. Finalmente dijo que este era el símbolo de Satán. Yo estaba completamente asombrado pues conocía desde mi infancia como protección contra “lo malo” que en el día de los Tres Reyes Magos se dibuja sobre la puerta de entrada en establos y hogares. Además asociaba la estrella de cinco puntas con Cristo, Netterheim, Leonardo Da Vinci y naturalmente con el Dr. Fausto de Goethe. Al año siguiente reuní todo lo que pude en información sobre este símbolo que acompañado en las diferentes culturas a los hombres a lo largo de milenios. La señal que simboliza al hombre fue considerada básicamente como positiva, pero también luego puesta al revés y mal usada como señal mágica. En la región de Cape Town es la señal de la Iglesia Satánica y con ella hay problemas. Repugnantes rituales sangrientos y actos criminales son llevados en Cape Town por una unidad especial de la Policía, dijo la Sra. Sandra Hustwick. Desde mi punto de vista sería mejor combatir este problema públicamente, la piedra sería una buena ocasión, mejor que salir de todo ello de modo cobarde. El símbolo no es en sí criminal, lo son las personas que usándolo mal cometen actos delictivos. Tras esos primeros encuentros hubo otros y muchas conversaciones telefónicas, sobre todo con su contestador. En Cape Town es regla que, con excepciones aisladas, nadie devuelva una llamada. Luego me enteré a través de ella que había que preguntar a algunas instituciones y antes que nada a los diversos grupos religiosos. Le pedir direcciones y me dio unos apuntes. Primero visité la Iglesia Anglicana, entregué una descripción del proyecto y pedí al secretario que hablaba bien alemán con acento austriaco, una entrevista con el Obispo. Días más tarde dijo el amable secretario que lamentaba no poder conceder una entrevista, pero que la Iglesia Anglicana no tenía nada en contra del proyecto. Lo vi como un éxito y lo quise tener por escrito. Esto sólo sería posible si se solicitara oficialmente y por escrito, dijo, y noté que le era incómodo. Muy parecido ocurrió en la Comunidad Judía. No se podía hablar con el Rabino y también Mr. David Hant de “National Heritage” denegó una conversación personal. Sin problemas y rápidamente pudimos hablar con la Dirección de Museos, Sra. Anusuya Chinsamy-Turran que se entusiasmó y pocos días después nos entregó una carta de recomendación firmada por ella y por los miembros del Comité de Presidencia. El “Company´s Garden” que se considera el centro cultural de la historia de los blancos en Sudáfrica fue recomendado para lugar de emplazamiento. También la catedrática del Colegio Superior de Bellas Artes Dña. Pippa Skotnes nos prometió su apoyo y nos dio una carta de recomendación. Así reunimos un conjunto de cartas de recomendación y hablamos con todas las personas que de alguna manera tendrían que ver con el proyecto a fin de estar preparados para la decisión final en la Alcaldía. La fecha para salir a vela con viento favorable había pasado hacía tiempo. La Sra. Hustwick tenía una y otra vez trabajos más urgentes y nos entretenía con nuevas excusas. Que el asunto
se movía “por detrás” lo supe por la Sra. Lavinia, secretaria del Arzobispo Desmond Tutu. Me dijo que la Sra. Hustwick la había llamado e insultado. Yo debí engañar al Arzobispo al haber éste concedido una carta de recomendación tan decidida. La Sra. Lavinia me defendió y por supuesto también al Arzobispo Tutu, pues sabía que la había hablado claramente sobre el pentagrama. Puedo comprenderlo cuando las personas me reciben con recelo, pues no es fácil creer que una persona sola se dedique a un proyecto tan grande, lo financie con sus propios medios y además trabaja en ello años sin remuneración. Para personas como la Sra. Hustwick que quizás contemple todo desde una perspectiva ultra religiosa, es más probable que detrás esté alguna organización o hasta que esté el demonio. Probablemente no se puede esperar de cada funcionario de Cape Town que comprenda y acepte el Global Stone Project desde un aspecto cultural o digamos humano, pero en un país democrático se debería hallar tolerancia. Aquí se muestra que poder pueden ejercer algunos funcionarios de estrecha opinión. Solamente yo sé que lucho en solitario, ninguno de mis patrocinadores que he encontrado y que me han ayudado conoce a los otros, no pertenezco a organización alguna ni a secta religiosa. Solamente yo soy responsable de todo. Tras seis meses de espera llegó el día en que Ms. Hustwick terminó su informe para ser presentado al “Comité”.Me dijo: I am sure the Committe will never approve the proyect related to a pentagram. O sea: Estoy seguro de que el Comité nunca aprobará el proyecto relacionado con el pentagrama. Se fijó una fecha y el Alcalde me había asegurado que explicaría, personalmente, mi proyecto, que respondería a las preguntas de los miembros del Comité y les haría ver mi intención. Dos días antes de la fecha señalada se anuló todo poco antes. El Sr. Morkel, el Alcalde de Cape Town, que desde hacía tiempo estaba sometido a forcejeos políticos, tuvo que aceptar su derrota y dejar su cargo. Cuando la Sra. Nomamdia Mfeketo tomó el cargo comenzó un vertiginoso cambio de funcionarios. Casi nadie de los que estaba conservó su lugar. Pero Ms Hustwick quedó. Empezó todo más o menos de nuevo desde el principio. Entregar solicitudes, esperar entrevistas a muy largo plazo, buscar nuevos apoyos, encontrar un lugar para la piedra y evitar pisar “terreno minado”. Bei einem Besuch des Parlaments in Cape Town erfuhr ich, daß seit der Transformation die zehn Sprachen aller ethnischen Bevölkerungsgruppen Südafrikas zugelassen sind. Ich dachte, es sei eine gute Idee dem Stein, der als Geschenk in Land der Herkunft bleibt, das Wort Hoffnung in allen diesen Sprachen zusätzlich einzumeißeln. Noch einmal fuhr ich über Tausend Kl. Zurück in den Steinbruch nordwestlich von Johannesburg und arbeitete für einige Wochen an dem Stein. La idea de pasar otro invierno en el Cabo de las Tormentas me disgustaba y así me fijé la primera semana de Mayo como última fecha para dejar Cape Town. Todo estaba bien preparado y yo confiaba en que la Piedra de la Esperanza llegaría a estar en el “Herzos Boulevard”. La señora Yasmine Colley, a quien le había confiado de proyecto, había preparado todo bien. A mi amigo Don Bartholomeus Grill, corresponsal de “Die Zeit”, le había rogado que defendiese mis intereses durante mi ausencia. Si hubiera sabido que la reunión decisiva tendría lugar una semana después de mi marcha, me hubiera quedado a pesar de las malas condiciones meteóricas. El día de la reunión decisiva del Comité estaba mi amigo en el extranjero y nadie defendió mis intereses. El proyecto fue rechazado sin dar una razón y hasta ahora no he recibido comunicación oficial alguna. Pero entre tanto me ha llegado “inoficialmente” un acta de la sesión decisiva. La descripción de la Sra. Sandra Hustwick del GSP, hecha para los miembros del Comité, muestra que no
entendió cosa alguna del proyecto, o que no quiere entenderlo. Su afirmación de que yo quiera unir todo el mundo con un pentagrama es simplemente equivocada. No tuvo en cuenta detalle alguno de todo el material que referente a ese símbolo reuní y le entregué. No consideró digna de mención las cartas de recomendación de personalidades o instituciones de Cape Town. En un continente donde el Woodo y la magia negra son omnipresentes, muchas veces las personas están dominadas por un miedo irracional y así está su libertad coartada. Quizás sin saberlo los ciudadanos de Cape Town han vivido protegidos por el pentagrama y así han sobrevivido siglos enteros sin catástrofes: Pues eran europeos hace tantos años, los que con su gran fé en Cristo, que se nombró a sí mismo “estrella de mañana” y sabiendo ellos las fuerzas positivas del pentagrama, edificaron los baluartes de su Fuerte en Cape Town como una estrella de cinco puntas. Los poderes oscuros, la magia negra, todo ellos pierden fuerza, cuando se sabe lo que es, cuando se ve su juego. Prejuicios y miedo son malos compañeros en el viaje hacia la libertad del hombre. Un debate público sobre el pentagrama en Cape Town podría quizás quitarle su poder a la Iglesia Satánica, a la que personas como Ms. Hustwick tan tremendamente temen. Tengo que preguntarme si este rechazo del proyecto fue una derrota mía o del proyecto, si es el comienzo de un proceso de “darse uno cuenta” en cuyo extremo final hay libertad interior. El Global Stone Project empezó con una intención sencilla. Usar piedras bajo un aspecto artístico como medio para concienciar sobre los problemas y confidencias del mundo, con la meta de un futuro en paz y libertad. El GSP está en un proceso constante de formación, no es la transformación de un plan preconcebido. Las ideas propias o de otros, los problemas y experiencias en el trato con las personas, que contactan de una u otra forma con el GSP, todo ello influye en el proyecto. Aunque todavía estoy convencido, de que el Cabo de la Buena Esperanza y el pentagrama sean el símbolo más adecuado, estoy sin embargo abierto a cualquier otra posibilidad. De cualquier modo volveré a esa bella ciudad en la que conocí a tantas personas extraordinarias y donde me sentí “en casa”. Para una persona que se siente Ciudadano del Mundo, queda Cape Town para siempre como una ciudad asociada a un sentimiento de nostalgia.
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