El campo de copresencia en la estructura conciencia-mundo
El campo de copresencia en la estructura conciencia-mundo. Estudio introductorio
El campo de copresencia en la estructura con- ciencia-mundo. Estudio introductorio. Jano Arrechea Centro de estudios Parque La Reja, Junio 2010
El campo de copresencia en la estructura conciencia-mundo. Estudio introductorio
A. Índice. 1-
Características del campo de copresencia.
Los actos atencionales hacia objetos presentes y copresentes.
El trabajo simultáneo y en estructura de ambos campos.
El campo de copresencia y el arrastre de contenidos de otros niveles.
Las variaciones en el campo de copresencia.
El campo de copresencia y las transformaciones de impulsos.
El campo de copresencia y algunas condiciones predialogales.
10- El racionalismo como sustrato copresente.
11- El campo de copresencia y los tiempos de conciencia.
12- El campo de copresencia en distintas profundidades del Eje Z.
B. Resumen. C. Síntesis. D. Bibliografía consultada.
El campo de copresencia en la estructura conciencia-mundo. Estudio introductorio
1-Interés del estudio.
El interés de este estudio es destacar la importante influencia del campo de copre- sencia, en el funcionamiento general de la estructura conciencia-mundo. Este interés partió de la observación del accionar de este campo en el trabajo disciplina- rio (Disciplina Mental) y de haber apreciado su actividad en distintos fenómenos de la actividad psíquica y mental. Para intentar lograr este objetivo describiremos a diversos fenómenos que actúan desde este campo y también observaremos la relación del campo de copresencia con otros mecanismos de conciencia. 2-Definiciones.
Tomamos el siguiente párrafo de Apuntes de Psicología, a manera de definición general: “Cuando la atención trabaja, hay objetos que aparecen como centrales y objetos que aparecen en la periferia, de modo copresente. Al atender a un objeto se hace presente un aspecto evidente y lo no evidente opera de modo copresente. “Se cuenta con” esa parte aunque no se la atienda. Esto es porque la conciencia trabaja con más de lo que necesita atender, sobrepasa al objeto observado. La conciencia dirige actos a los obje- tos, pero también hay otros actos copresentes que no se relacionan con el tema u objeto atendido presentemente”. 1 En este sentido y más específicamente, llamamos “copresencias” a todo impulso que como acto 2, representación 3, o sensación 4, se ubique o actúe desde el campo contiguo al de la presencia atencional. Por otro lado, cuando nos referimos a “la estructura conciencia-mundo“ estamos descri- biendo un funcionamiento esencial y activo de la conciencia, donde ella brinda signifi- cado e identidad al mundo5 y se encuentra articulada y unida a él de manera indisolu- ble.6 En esta concepción no existe la posibilidad de manifestación de una conciencia aislada, “sin mundo” y tampoco es concebible al mundo “existente en sí“, separado e indepen- diente de la actividad de la conciencia. 1 Apuntes de Psicología. Silo. Psicología 1. Pág. 30. Ed. Ulrica.2006. 2 Apuntes de Psicología. Silo. Psicología 1. Pág. 29. Ed. Ulrica.2006. 3 Autoliberación. Luis A. Ammann. Vocabulario. Pág. 229. Editorial Altamira. 2004. 4 Autoliberación. Luis A. Ammann. Vocabulario. Pág. 229. Editorial Altamira. 2004. 5 Obras Completas. Silo. Volumen 1. Contribuciones al Pensamiento. Pág. 254.Plaza y Valdés Editores. 2004. 6 Apuntes de Psicología. Silo. Psicología 1. Pág. 27, 28 y 29.Ed. Ulrica.2006.
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3-Características del campo de copresencia. Ahora bien, en esa estructura conciencia-mundo que va variando en sus características en relación al nivel de conciencia en que se esté operando, actúan e influyen una extensa variedad de fenómenos copresentes. Así, contenidos provenientes de otros niveles de conciencia, impulsos cenestésicos y kinestésicos 7, actividad de los centros de respuesta 8, impulsos de memoria 9, tra- ducciones y transformaciones de impulsos, creencias 10, antepredicativos, “mode- los”, temporalidades, etc. operan y gravitan habitualmente desde el campo de co- presencia. Además, al constituirse la estructura conciencia-mundo ya desde los primeros años de nuestra vida, vamos acumulando copresencias que luego ubicadas en memoria y junto a otras grabaciones van constituyendo nuestro paisaje de formación.11 Y es desde allí, desde el sustrato de este paisaje, que estas copresencias tienden a operar sobre toda la estructura conciencia- mundo. Es importante resaltar el hecho que, si un contenido opera desde el campo de copresen- cia, eso no lo ubica necesariamente en situación de debilidad. Por el contrario, existen copresencias que operan con una fuerza descomunal, y desde allí van abriéndose paso y operando en toda la estructura conciencia-mundo. Por ejemplo, es el caso de las copre- sencias surgidas desde los valores, significados y creencias del paisaje de formación. Por otro lado, el psiquismo humano no podría funcionar como tal si no contara con el campo de copresencia. Por ejemplo, sin este campo no habría temporalidad en la con- ciencia y no se contaría con esa variable noción o impresión del transcurrir. En este sentido, también es destacable que el campo de copresencia hace más complejo y le da más riqueza al funcionamiento de la estructura conciencia-mundo. Porque le brinda mayor amplitud atencional y perceptual, le aumenta la capacidad de grabación en memoria y por consiguiente, le permite acrecentar las posibilidades de establecer rela- ciones entre contenidos. 4-Los actos atencionales hacia objetos 12 presentes o copresentes. Un tema a destacar, es que los actos atencionales continuamente se dirigen hacia “obje- tos” y como sabemos, en principio, estos “objetos” pueden estar ubicados tanto en el campo de presencia como en el de copresencia.
7 Apuntes de Psicología. Silo. Psicología 2. Pág. 151. Ed. Ulrica. 2006. 8 Apuntes de Psicología. Silo. Psicología 1. Pág. 50. Ed. Ulrica. 2006. 9 Apuntes de Psicología. Silo. Psicología 2. Pág. 166. Ed. Ulrica. 2006. 10 Obras Completas. Silo. Vol. 2. Diccionario del Nuevo Humanismo. Pág. 366. Plaza y Valdés Editores. 2004. 11 Obras Completas. Silo. Vol. 2. Diccionario del Nuevo Humanismo. Pág. 524. Plaza y Valdés Editores. 2004. 12 Apuntes de Psicología. Silo. Psicología 2. Pág 192. Ed. Ulrica. 2006.
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Lo que queremos describir es que, los contenidos que están ubicados en copresencia no quedan allí indefinidamente, ya que nuevos actos atencionales los pueden enfocar y esos actos hacen que aquellos contenidos pasen ahora al campo de presencia. En esta dinámica, a veces la presencia atencional roza fugazmente a estos contenidos, pero en otras ocasiones la presencia se enfoca en ellos por un período temporal más extendido. Por ejemplo, hace unos momentos un contenido copresente referido “a la edad que ten- go”, fue requerido muy rápidamente por mi presencia atencional. Luego, un nuevo acto atencional se dirigió hacia las representaciones de “aquello que voy a hacer más tar- de”. Posteriormente, una representación de memoria impulsó un nuevo acto hacia el texto que estoy escribiendo. Estos diferentes fenómenos tuvieron distinta temporalidad. A esta sucesión continua de actos dirigidos hacia objetos (objetos tanto del campo de presencia como del campo de copresencia ), también la podemos observar cuando, por ejemplo, nos encontramos en situación de “esperar que algo suceda”. En esta situa- ción, la presencia atencional puede desplazarse hacia distintos objetos, pero cada vez que un acto se dirige hacia la representación copresente de “aquello que estamos espe- rando y está por ocurrir”, esta representación deja su carga de expectativa en la con- ciencia, a veces registrada como tensión mental o emotiva. En relación a esta dinámica citamos la siguiente descripción: “…El objeto puede quedar en un campo central, en cuyo caso lo estoy considerando plenamente a él. Si considero plenamente a ese objeto, los objetos que lo rodean pierden interés, en el sentido de que mi atención abarca al objeto y secundariamente, su campo se amplía a otros. Pero mi atención está dirigida hacia un objeto. A eso lo llamo campo de presencia: a todo aque- llo que aparece en mi atención de modo soberano. Y todo lo que no aparece ligado es- trictamente a ese objeto, se va diluyendo en mi atención. Es como si me desinteresara de otras cosas que rodean al objeto. A este desinterés objetal gradual lo considero in- gresando en el campo de copresencia, pero esa copresencia es también actuante y acompaña a la presencia del objeto central. Por tanto, no vayamos a confundir los campos de presencia y copresencia con la vieja representación del “foco atencional” que se suponía resaltaba el objeto al cual se atendía y desdibujaba gradualmente a los otros objetos, quedando estos en situación de inactividad“.13 5-El trabajo simultáneo y en estructura de ambos campos. El trabajo simultáneo y en estructura de los campos de presencia y copresencia, también es observable cuando por ejemplo, lanzamos un acto hacia la memoria tratando de ubi- car un recuerdo. En las ocasiones en que el recuerdo no aparece con facilidad, muchas veces dejamos de lado el intento evocativo y el campo de presencia atencional pasa a otros intereses.
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Pero maravillosamente el acto lanzado sigue actuando, ahora en el campo de copre- sencia. Y muchas veces, y luego de transcurrido bastante tiempo, aquél acto lanzado alcanza su objeto y al producirse este fenómeno, este encuentro diferido atrae hacia sí al campo de presencia atencional.
Otro fenómeno que ilustra este trabajo simultáneo y en estructura, es la influencia de los llamados “modelos de vida“.14 Estas copresencias poderosas influyen sobre los gustos y búsquedas en determinados ámbitos y cuando alguna percepción “despierta” a esos potentes modelos, se genera la identificación o coincidencia entre percepción y repre- sentación, produciéndose el conocido registro de “encantamiento”. Veamos otro ejemplo de estas características de ambos campos. Imaginemos que nos encontramos solos de noche, en una habitación de una gran casa alejada de los centros urbanos. Imaginemos que estamos solos, pero con la copresencia que hay más personas en otras habitaciones y salas. Ahora imaginemos que estamos solos, pero con la copre- sencia que además de encontrarnos en soledad en esa habitación, no hay ninguna otra persona en toda esa gran casa alejada. Seguramente podremos observar, cómo influyen cada una de estas dos distintas copre- sencias sobre el campo de presencia atencional y los diferentes registros que podrían suscitar en cada uno de los casos.
6-El campo de copresencia y el arrastre 15 de contenidos de otros nive- les. En la dinámica continua de la estructura conciencia-mundo, existen contenidos que pro- viniendo de otros niveles de conciencia, se manifiestan e influyen desde el campo de copresencia. Estos contenidos, que en ocasiones no logran integrarse en el nivel adecuado, terminan “arrastrándose” hacia el nivel contiguo. Este fenómeno es observable por ejemplo, cuando representaciones de los niveles de semisueño y sueño se manifiestan en la vigilia, influyendo con fuerte carga y en general con formas asociativas y alegóricas. Así, estos contenidos de esa suerte de nivel “infravigílico” actúan dando señales desde la copresencia, alterando de este modo el nivel de trabajo abstractivo. También en algunas situaciones, razonamientos y dudas conceptuales propias del nivel vigílico y que no se alcanzan a resolver en ese nivel, sufren un arrastre hacia el semi- sueño y el sueño.
14 Obras Completas. Silo. Volumen 1. Humanizar la Tierra. Pág. 93.Plaza y Valdés Editores. 2004. 15 Autoliberación. Luis A. Ammann. Vocabulario. Pág. 207. Editorial Altamira. 2004.
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Y allí quedan ubicados en copresencia y sorprendentemente es en estos niveles donde muchas veces, aparece la resolución o la respuesta a aquellos interrogantes surgidos anteriormente en el nivel vigílico. 7- Las variaciones en el campo de copresencia. En los distintos estados y niveles de conciencia16, el campo de copresencia va sufriendo variaciones de distinto tipo. Señalaremos aquí las características que toma este campo en sólo dos situaciones, prác- ticamente antagónicas. La primera, es un caso particular de conciencia perturbada. 17 El sujeto, estando en situación vigílica, aparece “tomado” por algún tipo de compul- sión 18. Su reversibilidad 19 disminuye notoriamente y su campo de presencia atencional se encuentra direccionado sólo hacia la obsesión compulsiva que le generan sus repre- sentaciones. Y las copresencias le surgen por similitud, contigüidad y contraste sólo con el tema que le genera esa perturbación. En esta situación, el sujeto está aparente- mente en vigilia pero sin embargo, al ensimismarse “pierde” el campo de copresencia relativo a los impulsos que deberían llegarle a través de los sentidos externos. Al no poder contar con esa información copresente, es posible por ejemplo, que el sujeto dé respuestas motrices desincronizadas y se choque con objetos y personas que se encuen- tran a su alrededor. La segunda situación, es un caso particular de conciencia inspirada. 20 En esta otra situación, el sujeto también está en un nivel vigílico y se encuentra inspi- rado y con gran disponibilidad atencional. Su campo de presencia atencional se direc- ciona intencionalmente y con suavidad hacia cualquier objeto elegido, sean de la “inte- rioridad” o de objetos que se encuentran “fuera del cuerpo”. En este estado de inspi- ración, también el campo de copresencia parece ampliarse notoriamente y en las oca- siones donde la inspiración se hace plena, el sujeto experimenta que “tiene a todo el Universo en copresencia”. 8- El campo de copresencia y las transformaciones de impulsos.21
16 Autoliberación. Luis A. Ammann. Vocabulario. Pág. 216. Ver Conciencia, niveles de. Editorial Alta-mira. 2004. 17 Apuntes de Psicología. Silo. Psicología 4. Pág.321.Ed. Ulrica.2006. 18 Autoliberación. Luis A. Ammann. Epílogo. Pág. 199. Editorial Altamira. 2004. 19 Autoliberación. Luis A. Ammann. Vocabulario. Pág. 229. Editorial Altamira. 2004. 20 Apuntes de Psicología. Silo Psicología 4.Pág.323. Ed. Ulrica. 2006. 21 Autoliberación. Luis A. Ammann. Vocabulario. Pág. 223. Editorial Altamira. 2004.
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En ocasiones, algunos impulsos que son percibidos en copresencia desde un sentido, se traducen como representaciones de otros sentidos, y estas representaciones atraen hacia sí a la presencia atencional. Y sucede a veces que, al apercibirnos de esa representación y al no poder ubicar con claridad el origen de tal imagen, podemos “shockearnos” intensamente y creer inge- nuamente que estamos ante un fenómeno “no habitual”22. Veamos un ejemplo. Una persona se encuentra sentada en una plaza. No sucede nada extraordinario, hasta que irrumpe en ella una representación visual que muestra que “un rayo está por caer“. El sujeto se sorprende fuertemente porque delante de él, el clima no parece el previo a una tormenta eléctrica. Más se sorprende cuando efectivamente y a los pocos segundos, un rayo cae a cierta distancia de él. El sujeto cree que se adelantó a los hechos y que lo hizo sin haber reci- bido ninguna señal desde los sentidos. Veamos que puede haber sucedido. Quizás la tormenta se desarrollaba a espaldas de la persona, por lo que no pudo perci- birla visualmente. Pero es posible que otros sentidos hayan captado alguna señal de ella. El tacto podría haber captado una alteración notable en las condiciones de pre- sión o humedad ambiental. Y esta sensación captada en copresencia, sin apercepción por parte del sujeto, podría haber disparado una representación de memoria que se estructuró finalmente como la imagen visual de que “un rayo estaba por caer”.
En esta situación que hemos descrito se puede apreciar cómo, impulsos 23captados de manera copresente y de los cuales el sujeto no alcanza a apercibirse, pueden deformarse o traducirse en otro tipo de representaciones, dando una clara señal y alertando final- mente a toda la estructura. 9- El campo de copresencia y algunas condiciones predialogales.24 También en el ámbito de la intersubjetividad 25 intervienen diferentes contenidos que actúan desde el campo de copresencia. Uno de ellos, es la “valoración” que hago de aquél o aquellos con los cuales me rela- ciono o comunico. Esta valoración “del otro“ se constituye como un antepredicativo actuante en el diálogo, como un trasfondo copresente que determina gran parte de la situación intersubjetiva. Por otro lado, el valor y la importancia que se le dé al tema sobre el que se dialoga, también opera e influye desde el campo de copresencia. Si el valor sobre el tema no es medianamente homogéneo entre las partes que intervienen en el diálogo, éste se desni- vela y se tiende a experimentar un difuso “desencaje” en cada parte.
22 Apuntes de Psicología. Silo. Psicología 4. Pág.320. Ed. Ulrica.2006. 23 Autoliberación. Luis A. Ammann. Vocabulario. Pág. 222. Editorial Altamira. 2004. 24 Obras Completas. Silo. Vol. 1. Habla Silo. Pág.896. Plaza y Valdés Editores.2004. 25 Obras Completas. Silo. Vol. 1. Carta a mis amigos. Pág. 554. Plaza y Valdés Editores. 2004.
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En relación a estas influencias copresentes, veamos estas breves descripciones de “Las condiciones del diálogo“, expuestas por Silo: “…Ahora bien, cuando se establece un diálogo cada una de las partes puede tener in- tenciones diferentes y apuntar a objetivos distintos y por sobre todo, cada cual tendrá sobre el tema mismo una apreciación global en torno a su importancia. Pero esa “im- portancia” no está puesta por el tema sino por un conjunto de creencias, valoraciones e intereses previos. “ “El diálogo, factor decisivo en la construcción humana, no queda reducido a los rigo- res de la lógica o de la lingüística. El diálogo es algo vivo en el que el intercambio de ideas, afectos y experiencias está teñido por la irracionalidad de la existencia. Esta vida humana con sus creencias, ambiciones e ideales de época, es la que pone la base de todo diálogo”.26 10- El racionalismo como sustrato copresente. Llamamos “racionalismo” a la “Doctrina filosófica cuya base es la omnipotencia e in- dependencia de la razón humana”. 27 Agregamos también las siguientes definiciones: Muy influyente ha sido el racionalismo -especialmente el metafísico- en la filosofía clá-sica griega. En algunos casos (como en Parménides) ha alcanzado caracteres extre-mos, pues la afirmación de la supuesta racionalidad completa de lo real ha exigido la negación de cuanto no sea completamente transparente al pensamiento racional (y aun al pensamiento racional basado en el principio ontológico de identidad). El movimiento ha sido denunciado por ello como no existente; para Parménides, en efecto, sólo es predicable («decible», «enunciable») el ser inmóvil, indivisible y único, que satisface todas las condiciones de la plena racionalidad. En otros casos (como en Platón) se ha «atenuado» esta exigencia de completa racionalidad (metafísica y gnoseológica), dán-dose cabida en el sistema del conocimiento a los «fenómenos» y considerándose las «opiniones» como legítimos saberes. Pero puesto que, aunque legítimas, las «opinio-nes» son insuficientes desde el punto de vista de un saber completo, el racionalismo parmenidiano ha vuelto a surgir como un postulado difícil de evitar. Si la realidad ver-dadera es lo inteligible, y lo inteligible es racional, la verdad, el ser y la racionalidad serán lo mismo, o cuando menos serán tres aspectos de una misma manera de ser. Co-ntra estas tendencias racionalistas, extremas o atenuadas, se erigieron en la Antigüe-dad numerosas doctrinas de carácter empirista. En algunas de éstas (como en Aristóte-les y muchos peripatéticos), el componente racionalista es todavía muy fuerte, tendién-dose a un equilibrio entre racionalismo y empirismo; en otras (como en los empiris-tas stricto sensu y en los escépticos, epicúreos de la escuela de Filodemo de Gadara, etc.) el racionalismo desaparece casi por completo. Hay que observar que en numero-sas tendencias racionalistas antiguas, el racionalismo no se opone al intuicionismo (en
26 Obras Completas. Silo. Vol. 1. Habla Silo. Pág.899. Plaza y Valdés Editores.2004. 27 Diccionario de la lengua española. RAE. 22ª edición.
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la teoría del conocimiento), por cuanto se supone que la razón perfecta es equivalente a la perfecta y completa intuición. En varias corrientes, el racionalismo se integra con tendencias místicas, las cuales son consideradas como la culminación del proceso del conocimiento racional. Las corrientes citadas subsistieron durante la Edad Media, aun cuando resultaron no-tablemente modificadas por la distinta posición de los problemas. La contraposición entre la razón y la fe y los frecuentes intentos para encontrar un equilibrio entre ambas alteraron substancialmente las características del racionalismo medieval. Ser raciona-lista no significó forzosamente, durante la Edad Media, admitir que toda la realidad -y en particular la realidad suma o Dios- fuera racional en tanto que completamente transparente a la razón humana. Se podía, pues, ser racionalista en cosmología y no en teología. Se podía considerar el racionalismo como la actitud de confianza en la razón humana con la ayuda de Dios. Se podía admitir el racionalismo como tendencia sus-ceptible -o no susceptible- de integrarse dentro del sistema de las verdades de la fe, etc. Al mismo tiempo se podía considerar el racionalismo como una posición en la teoría del conocimiento, en cuyo caso se contraponía al empirismo. Frecuente fue sobre todo contraponer el racionalismo platónico con el empirismo aristotélico, y aun aceptar este último como punto de partida para desembocar en el primero; en una versión modifi-cada del mismo. El impulso dado al conocimiento racional por Descartes y el cartesianismo, y la gran influencia ejercida por esta tendencia durante la época moderna, ha conducido a algu-nos historiadores a identificar la filosofía moderna con el racionalismo y a suponer que tal filosofía constituye el mayor intento jamás realizado con el fin de racionalizar com-pletamente la realidad.28 Como se destaca en la nota anterior, en Occidente esta corriente tuvo su importancia evolutiva en distintos momentos históricos, al privilegiar, en líneas generales, a la des-cripción racional de los fenómenos sobre los relatos inconsistentes que pretendían dar sólo explicaciones “mágicas” de aquellos fenómenos. Así, en los últimos siglos y ya desde el Renacimiento (Siglos XV y XVI ), con su vi-sión humanista y diferenciada de la “imagen del mundo” proveniente de la religión im-perante y con más vigor desde la Revolución Francesa (Siglo XVIII ), en su justificada disputa para superar la organización social proveniente del denominado “derecho divi-no”, una suerte de racionalismo primitivo 29 fue impregnando culturas enteras y se fue instalando como trasfondo en el paisaje de formación de numerosas generaciones. Y desde allí, desde la copresencia epocal, fue derivando hacia los individuos manifes-tándose como una tendencia hacia la censura y la autocensura “racional”. De este modo, fue ganando terreno el escepticismo y se fue apagando la inspiración trascendental y la conexión “entre lo terreno y lo eterno”. Además, los significados compositivos y utilitarios de los objetos del “mundo natural y social” se trasladaron también hacia lo interpersonal y se consolidó un sustrato copre-sente, que fue alejando de lo humano a las resonancias trascendentales. 28 Diccionario de Filosofía. Ferrater-Mora. Pág.2982-2985. Vol.4. Ed. Barcelona: Ariel. 1994. 29 Obras Completas. Silo. Vol.1. Habla Silo. Pág. 926. Plaza y Valdés Editores. 2002.
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Ya avanzado el desarrollo de este proceso, el racionalismo fue dejando su huella de “va- cío y sin-sentido” y así esta decadencia necesariamente fue llevando a aquellos pueblos y culturas a intentar retomar las búsquedas sobre la espiritualidad, sobre la posición vital frente al misterio de la muerte y en este contexto, también esos individuos y esos pueblos fueron experimentando la necesidad de reencontrar aquellos significados pro- fundos que permiten sustentar la existencia. 11- El campo de copresencia y los tiempos de conciencia. Cuando el campo de presencia está orientado hacia cualquier objeto de conciencia que no sea la temporalidad, ésta actúa como una copresencia. Así, se tiene un registro vi- vencial del tiempo muy variable de acuerdo al nivel y al estado de conciencia en que se esté operando.30 Pero si se logra enfocar el campo de presencia hacia la dinámica de actos en el instante presente (transformándose esos actos en objetos de este nuevo acto de observación), se capta a esa temporalidad en presencia y es en esta situación donde uno se apercibe de cómo actúan los tres tiempos de conciencia en simultaneidad. Se observa a la historia, la actualidad y al porvenir interactuando en uno. Expresado de otro modo, observo que “ahora soy mi pasado, mi presente y mi futuro”. Porque observo la acción de mi memoria ahora, me apercibo de cómo estructura la con- ciencia ahora y cómo actúan ahora las protensiones hacia “lo que viene”.Y observo que todos estos fenómenos actúan a una inmensa velocidad y que se entrecruzan entre sí.
Veamos la siguiente descripción sobre el tema: “Ahora bien, en cualquier instante presente de mi conciencia puedo observar el entre- cruzamiento de retenciones y de futurizaciones que actúan copresentemente y en estruc- tura. El instante presente se constituye en mi conciencia como un campo temporal acti- vo de tres tiempos diferentes. Las cosas aquí son muy diferentes a las que ocurren en el tiempo de calendario en el que el día de hoy no está tocado por el de ayer, ni por el de mañana. En el calendario y el reloj, el “ahora” se diferencia del “ya no” y del “toda- vía no” y, además, los sucesos están ordenados uno al lado del otro en sucesión lineal y no puedo pretender que eso sea una estructura sino un agrupamiento dentro de una serie total a la que llamo “calendario”. Pero ya volveremos sobre esto cuando conside- remos el tema de la historicidad y la temporalidad”.31 12-El campo de copresencia en distintas profundidades del Eje Z.32
30 El transcurrir. Víctor Piccinini. www.silo.net. Producciones de Escuela. 31 Obras Completas. Silo. Vol. 1. Habla Silo. Pág. 977.Plaza y Valdés Editores.2002. 32 Apuntes de Psicología. Silo. Psicología 4. Pág. 315. Ed. Ulrica. 2006.
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Aún a riesgo de caer en un cierto esquematismo, podemos describir que a medida que profundizamos el punto de observación33 hacia atrás en el Eje Z, varían los objetos hacia los cuales se dirige la presencia atencional y acompañando esta modificación, también los objetos copresentes varían en sus características. Así, al ir variando la profundidad del espacio al que vamos accediendo van surgiendo distintas “franjas” de copresencias. Ya replegándonos del mundo “externo” y al reducirse los umbrales de los sentidos ex- ternos, disminuyen las copresencias ligadas a los impulsos provenientes de dichos sen- tidos y comienzan a ganar terreno aquellas más ligadas a la percepción de los sentidos internos. Así, en este repliegue la conciencia va tomando al cuerpo como “mundo” y actúa con sus habituales campos de presencia y copresencia, ahora enfocándose en la cenestesia y la kinestesia. Luego, si logramos concentrarnos adecuadamente y continuamos internándonos aún más hacia atrás en el Eje Z, las copresencias cenestésicas y kinestésicas tienden a dis- minuir y el campo de presencia va ingresando a un espacio “energético” y las copresen- cias toman esas mismas características. En muchas oportunidades, a partir de este nivel de profundidad la presencia se empieza a diluir en una suerte de “vacío e inmaterialidad”, y en ocasiones se expresan fenóme- nos de emotividad “superior” y comprensiones “esenciales”. Posteriormente a estos recorridos y si fuera necesario, detectando la franja y el tipo de copresencias y tomándolas como un indicador, podríamos ponderar en qué nivel de pro- fundidad del espacio de representación 34nos encontrábamos. Es interesante destacar que en este recorrido de profundización, basta que aparezca al- guna copresencia de una capa más externa a la que se encuentra el campo de presencia (copresencia a la que se experimenta como “ruido”) 35, para hacernos retroceder en el recorrido y dejarnos con la necesidad de retomar el camino a partir de allí. 14-Conclusiones. El interés de este trabajo fue destacar la importante influencia del campo de copre- sencia, en el funcionamiento general de la estructura conciencia-mundo. Y en el recorrido que hemos realizado por variados fenómenos que muestran esta in- fluencia, entendemos que nos hemos acercado a una descripción que destaca la impor- tancia fijada en el interés.
33 Obras Completas. Silo. Vol. 1. Habla Silo. Pág.681. Plaza y Valdés Editores. 2002. 34 Autoliberación. Luis A. Ammann. Vocabulario. Pág. 219. Editorial Altamira. 2004. 35 Apuntes de Psicología. Silo. Psicología 1. Pág. 36. Ed. Ulrica. 2006.
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Así, y poniendo en presencia al campo de copresencia hemos desarrollado algunas rela-ciones entre este campo y diferentes circuitos y fenómenos observados en la estructura conciencia-mundo. Movidos por la necesidad de lograr mayor claridad en la exposición y no encontrando una mejor manera de hacerlo, hemos tenido que recurrir a ejemplificar muchas descrip-ciones. Entonces, concluimos que:
1- El campo de copresencia, más allá que su denominación inspire ingenuamente
una noción de secundariedad o lateralidad, es un mecanismo central y de suma importancia en la estructura conciencia-mundo.
2- En ese sentido, si un contenido opera desde el campo de copresencia, eso no lo
ubica necesariamente en situación de debilidad. Por el contrario, existen copre-sencias que operan con una fuerza descomunal, y desde allí van abriéndose paso y operando en toda la estructura conciencia-mundo.
3- Estudiando las copresencias de una cultura o de un individuo se puede captar por
qué esa cultura o individuo orientan su presencia hacia determinados “objetos” y no la orientan hacia otros. El estudio del paisaje de formación y también el estu-dio de los mitos 36se encuadran en estas posibilidades de investigación.
También concluimos que este estudio ha resultado aproximativo al tema y que éste me- rece desarrollos más exhaustivos. Sobre todo, el tema referido al campo de copresencia en relación a la espacialidad y temporalidad de la conciencia en sus distintos niveles y estados, amerita una profundización más minuciosa y detallada que en este estudio no se alcanzó a realizar. Por último, entendemos que además queda pendiente un necesario estudio comparativo respecto a la visión sobre el campo de copresencia, que han desarrollado otras corrien- tes de pensamiento.
36 Obras Completas. Silo. Vol. 1.Mitos raíces universales. Pág.299. Plaza y Valdés Editores. 2002.
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B. Resumen.
El interés de este trabajo es destacar la importante influencia del campo de copresencia, en el funcionamiento general de la estructura conciencia-mundo.
Llamamos “copresencia” a todo impulso que como acto, representación o sensación, se ubique o actúe desde el campo contiguo al de la presencia atencional.
Los contenidos que están ubicados en copresencia, si son enfocados por actos de con-ciencia se desplazan al campo de presencia.
El campo de copresencia opera en estructura y simultáneamente al campo de presencia.
Existen contenidos que proviniendo de otros niveles de conciencia, sufren un “arrastre” hacia el nivel contiguo y operan allí desde el campo de copresencia.
En los distintos estados y niveles de conciencia, el campo de copresencia sufre variacio-nes de distinto tipo.
Algunos impulsos que son percibidos en copresencia, se traducen como representacio-nes de otros sentidos.
En el ámbito de la intersubjetividad, intervienen diferentes contenidos que actúan desde el campo de copresencia.
El racionalismo actuando como sustrato copresente, contribuye a apagar la inspiración trascendental y la conexión “entre lo terreno y lo eterno”.
Los tiempos de conciencia, con sus retenciones y protensiones, actúan copresentemente.
En distintas profundidades del espacio de representación, se manifiestan distintas “franjas” de copresencias.
1. El campo de copresencia, más allá que su denominación inspire ingenuamente
una noción de secundariedad o lateralidad, es un mecanismo central y de suma importancia en la estructura conciencia-mundo.
2. En ese sentido, si un contenido opera desde el campo de copresencia, eso no lo
ubica necesariamente en situación de debilidad. Por el contrario, existen copre-sencias que operan con una fuerza descomunal, y desde allí van abriéndose paso y operando en toda la estructura conciencia-mundo.
3. Estudiando las copresencias de una cultura o de un individuo, se puede captar
por qué esa cultura o individuo orientan su presencia hacia determinados “obje-tos” y no la orientan hacia otros. El estudio del paisaje de formación y también el estudio de los mitos se encuadran en estas posibilidades de investigación.
El campo de copresencia en la estructura conciencia-mundo. Estudio introductorio
C. Síntesis. El campo de copresencia es un campo contiguo al campo de presencia atencional. Am- bos campos trabajan en estructura y simultáneamente. Desde el punto de vista del funcionamiento general de la estructura conciencia-mundo, concluimos que el campo de copresencia es un mecanismo central y constitutivo de di- cha estructura, más allá que su denominación inspire ingenuamente una noción de se- cundariedad o lateralidad. En este contexto, diferentes contenidos que se manifiestan a través de este campo, están presentes e influyen decisivamente en distintos fenómenos de la estructura conciencia- mundo.
El campo de copresencia en la estructura conciencia-mundo. Estudio introductorio
D. Bibliografía consultada.
1- Apuntes de Psicología. Silo. Ed. Ulrica. 2006 y 2010.
2- Obras Completas. Silo. Vol 1 y 2. Plaza y Valdés Editores. 2004.
3- Obras Completas. Silo. Vol.1. Plaza y Valdés Editores. 2002. 4- Diccionario de la lengua española. RAE. 22ª Edición.
5- Diccionario de Filosofía. Ferrater-Mora. Ed. Barcelona: Ariel. Vol.4.
6- Diccionario del Nuevo Humanismo. Silo. Magenta Ediciones. 1996.
7- Autoliberación. Luis A. Ammann. Editorial Altamira. 2004.
8- www.silo.net. Producciones de Escuela.
Meine Erfahrungen in einer ambulant betreuten Wohngemeinschaft. Sehr geehrte Damen und Herren, liebe (Mit)Psychiatrie-Erfahrenen. Psychiatrie-Erfahrung als Patient habe ich seit 1989. Die Klinik-Psychiatrie habe ich als Ordnungsmacht (weil sich andere von mirgestört fühlten) erlebt, weniger als Hilfsangebot bei meinen seelischenProblemen. Das ist bei vielen Psychiatrie-Erfahrenen ähnlic
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