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Manifiesto para la defensa del psicoanálisis
Tradotto dall’italiano in spagnolo da Graziella Baravalle

En los últimos años muchas voces han expresado su preocupación por el peligro de
desaparecer que corre el psicoanálisis en esta sociedad. Los que firmamos este escrito
participamos de esta preocupación y lanzamos este llamado para contribuir a la defensa
del psicoanálisis.
Sería un error pensar que el psicoanálisis, que ha representado un paso enorme en el
conocimiento y en la investigación sobre la psique humana, representa un patrimonio
solamente para quienes se ocupan del oficio de psicoanalista o para los que emprenden
un análisis. Por el contrario, el psicoanálisis ha contribuido al desarrollo de múltiples
sectores, desde el educativo al de las comunicaciones, de la investigación filosófica,
social y científica.
Defender el psicoanálisis, por lo tanto, no quiere decir defender sólo un sector y una
práctica específica; quiere decir defender un patrimonio de todos, en provecho de toda la
sociedad.
La defensa del psicoanálisis, condición indispensable para su desarrollo, pasa en primer
lugar por la definición de su especificidad, de sus campos de intervención y de sus límites,
del respeto que solicita a los otros sectores del conocimiento y de lo que modifica, por
empezar respecto de los que se sitúan en terrenos contiguos pero diferentes, como la
psicología y las psicoterapias.
Definir y defender la especificidad del psicoanálisis exige necesariamente volver al
problema de la formación de los psicoanalistas, lo cual no representa una cuestión
“anexa”, sino que atañe al núcleo de la esencia del psicoanálisis mismo y de su
posibilidad de existir: como para cada organismo viviente, el futuro depende ante todo de
la posibilidad de trasmitir los propios “genes”.
En diversas oportunidades, en muchos países y también en el nuestro (Italia) el problema
ha sido afrontado y discutido encontrando “soluciones” más o menos satisfactorias.
Queremos con este llamado tratar de recuperar y reafirmar algunos elementos distintivos
esenciales cuyo origen se remite a Freud y a sus enseñanzas, elementos que a su vez
derivan no de una especulación abstracta, sino de una rigurosa reflexión fundada en la
práctica psicoanalítica. Y, a partir de la afirmación de estos elementos, relanzar la batalla
para que estos elementos sean compartidos y utilizados como referencia por todos
aquellos que, en los distintos lugares que ocupan, se vean llamados a expresarse acerca
del psicoanálisis y de su práctica.
¿Qué es pues el psicoanálisis?
En el trascurso de su historia el psicoanálisis ha visto, desde la época de Freud, nacer y
renacer corrientes, discusiones, asociaciones y puntos de vista diversos. Sin embargo no
hay duda alguna de que permanece algo común a todas estas corrientes y constituye el
núcleo del psicoanálisis, lo que define los límites entre el psicoanálisis y lo que no lo es:
1) el reconocimiento de la centralidad del inconsciente y sus manifestaciones (lapsus, actos fallidos, sueños) como clave para la comprensión del comportamiento humano. 2) La referencia a un dispositivo analítico específico que, por medio del método de la asociación libre y el trabajo de la interpretación, permite hacer emerger el inconsciente, superar las resistencias y facilitar al sujeto tomar posición ante su propia vida y su propio deseo. 3) La consideración y valoración de la “transferencia”. 4) El hecho de que el análisis personal, y por tanto el conocimiento del propio inconsciente, constituye el instrumento privilegiado y el pasaje fundamental para llegar a ser a su vez psicoanalista.
El conjunto de estos elementos lleva a una conclusión, respecto de la cual se registra una
amplia convergencia por parte de los psicoanalistas y las personas que, a diferente título,
se ocupan del psicoanálisis: el psicoanálisis es radicalmente “diferente” respecto de los
otros sectores que se ocupan de la psique humana. Esto se confirma en la historia misma
del psicoanálisis. Como es sabido, Freud ha subrayado en muchas oportunidades que los
fundamentos teóricos y prácticos de la disciplina creada por él no son deudores, sino en
una mínima parte, de los conocimientos filosóficos y técnico/científicos de la época.
No compete a este manifiesto profundizar en este (esta) afirmación sobre la que existe
una documentación profunda y compartida. Se puede decir, sin embargo, que el
psicoanálisis nace justamente allí donde, en lugar de la “terapia”, dirigida a eliminar un
síntoma y restablecer un orden, más o menos precedente, de bienestar, se introduce el
“cambio” y especialmente el “saber”.
Cualesquiera sean las discusiones y las divergencias en el interior del movimiento
psicoanalítico y del debate entorno al psicoanálisis, éste se encuentra constantemente
frente a una encrucijada: mantener esta especificidad suya y defenderla, o bien desviarse
hacia su negación y por lo tanto desaparecer disuelto en una forma de psicoterapia.
Lo dicho hasta ahora implica que la formación y la práctica psicoanalítica no debe ser
sometida a otras disciplinas del modelo “psi”, para no perder la autonomía ni la identidad.
¿Podemos decir que en Italia, hoy, existen las condiciones legislativas para permitirlo?
Para responder partamos de los hechos. En nuestro país el psicoanálisis no está
reglamentado, por cuanto la Ley nº 56 de 1989 nombra y reglamenta exclusivamente las
profesiones de psicólogo y de psicoterapeuta, y no nombra de hecho el psicoanálisis.
La hipótesis de que eso sea asi porque de ese modo se subsume el psicoanálisis dentro
del conjunto de las otras prácticas citadas por la ley no es aceptable. Los largos años que
precedieron a la aprobación de la ley se caracterizaron por un gran y apasionado debate
en el cual los psicoanalistas y las asociaciones de psicoanálisis – incluso con posiciones
muy diferentes – lucharon para diferenciar bien el psicoanálisis de estas profesiones y no
ser incluidos en esos registros.
Al final de un largo camino (que duró casi veinte años) la dialéctica legislativa produjo lo
siguiente: el psicoanálisis no está incluido en la ley, y por lo tanto, implícitamente, se
afirmó que es una profesión distinta de la del psicólogo y el psicoterapeuta. No estando
pues regulado de otro modo, el psicoanálisis puede ser considerado a todos los efectos
una profesión libre no protegida.
Por otra parte, numerosas sentencias y dictámenes “pro veritate” (en particular el del prof.
Francesco Galgano) que los tribunales, jueces y abogados han emitido en los años
sucesivos han confirmado ampliamente esta realidad aclarando las dudas surgidas
después de la aprobación de esa ley.
¿Qué sucedería si un día.?
Así, desde la aprobación de la Ley nª 56, el psicoanálisis se encuentra ante un problema
paradójico: periódicamente los psicoanalistas que no están inscritos en el registro son
llamados a defenderse de alguna acusación, que simplemente, en la ley italiana, no tiene
ningún sentido lógico: la de no ser psicólogos, psicoterapeutas o médicos.
Para protegerse de esas causas judiciales, que aunque infundadas, constituyen siempre
un problema y una amenaza, muchos psicoanalistas, al cumplir en un determinado
momento los requisitos, con el trascurso de los años se han inscrito en los registros.
¿Pero que sucedería si un día quedaran sólo psicoanalistas de este tipo?
En otros términos: ¿qué sucedería si, globalmente y por cualquier motivo, llegar a ser
psicoanalista quedara subordinado a ser primero psicólogo o médico? ¿Qué sucedería si
para hacer un psicoanálisis didáctico –base de la formación del psicoanalista- fuera
necesario tener primero, o contemporáneamente, un diploma en psicología o en
medicina?
No hay ninguna duda: el psicoanálisis se vería definitivamente sometido a disciplinas
ajenas y con el tiempo se convertiría en un “sector” o una “especialización” de ellas,
determinando así su propio final.
En realidad, un verdadero análisis que pueda eventualmente conducir a ocupar el lugar de
psicoanalista, puede desarrollarse sólo en plena libertd (falta “a”) del sujeto, sin ningún
“patrón” o “superyo”, ley social o síntoma que no sea el psicoanálisis mismo. O mejor aún:
la función del análisis es justamente superar estos obstáculos que erige el inconsciente.
Pero no solamente. Si fuese así, si se sostuviera que el futuro analista deba ser (primero
o también) psicólogo o psicoterapeuta, el análisis del sujeto se encontraría ante la
imposibilidad de hacer el trabajo de elaboración del propio deseo.
El camino del análisis y de la (posible) formación no tiene un tiempo preestablecido, no
tiene la exigencia de un título, ni una condición precedente, no tiene un término prefijado
ni menos aún, un fin cierto, porque los tiempos, los modos y los contenidos del
descubrimiento del inconsciente no podrían tolerar esos límites y entran absolutamente en
contradicción con ellos, constituyendo resistencias, allí donde el análisis intenta
desvelarlas. Y el mismo análisis, por lo que es, no puede tolerar que una instancia
superior (título de estudio, reconocimiento, registro.) se entrometa en el interior de la
relación analista-analizante.
Es posible inscribirse en psicología, en medicina y en diversos registros, porque los
caminos de cada persona pueden ir en esa dirección, o en otras, pero no puede
imponerse esa dirección, ni ninguna, sino a costa de abrir la puerta a la muerte del
psicoanálisis.
Por otra parte, un gran número de psicoanalistas ilustres han tenido y tienen formaciones
totalmente diversas de las de médico o psicólogo: por ejemplo Anna Freud (sin diploma),
Cesare Musatti (diplomado en filosofía) Melanie Klein (sin diploma) Erich Fromm
(sociólogo, diplomado en filosofía).
¿Por qué motivo el psicoanálisis debería entonces renunciar a su identidad, a su historia,
a su independencia?
El psicoanálisis debe presentarse como lo que es
Y por eso cada psicoanalista, cada analizante, cada estudioso, cada juez, cada político y
cualquiera que esté interesado en la existencia del psicoanálisis es llamado a expresarse
contra todo intento de incriminar a quien ejerce la profesión de psicoanalista aunque no
esté inscrito en ningún registro. Cada vez que un psicoanalista termina bajo proceso por
un hecho de por sí inexistente, es necesario tener claro que no se trata de un proceso a
un individuo, sino al psicoanálisis mismo.
Incluso el psicólogo y el médico deberían interesarse por esta defensa, puesto que la
psicología, la psicoterapia, la medicina, la psiquiatría, incluso en su especificidad, no
pueden sino enriquecerse con la preservación y el desarrollo del psicoanálisis,
aprovechando la claridad de lo que cada disciplina puede ofrecer.
Por eso, paralelamente a la intransigente defensa de la libertad del psicoanálisis,
afirmamos que la ética de cada psicoanalista le impone presentarse de modo claro a cada
analizante, aclarando los títulos y el recorrido formativo seguidos. Con pleno
conocimiento, el interesado podrá escoger la vía del psicoanálisis con el apoyo de un
psicoanalista, de cuya formación estará plenamente informado, o bien podrá preferir el
recorrido de una psicoterapia, y también en este caso dirigiéndose a un profesional
calificado.
Además es fundamental que los psicoanalistas y los analizantes se nutran continuamente
de la amplia confrontación en el seno de las asociaciones y también al exterior, y que
continúen, en la formas adecuada, a seguir un análisis de profundización y “supervisión”
que les permita elaborar su propia transferencia, es decir no caer en el terreno de la
sugestión, de la seducción, de la “curación”. Pero todo esto será posible con un
psicoanálisis libre, es decir no sometido en principio a ninguna otra disciplina.
Cada uno en su lugar: defendamos el psicoanálisis
En la historia los regímenes totalitarios han intentado siempre suprimir el psicoanálisis.
Por el contrario, la sociedad italiana en su complejidad, ha sabido defender las
condiciones mínimas para la existencia del psicoanálisis, en primer lugar gracias a que ha
evitado las disputas y los peores peligros de la ley, y luego gracias a los jueces que han
captado plenamente el alcance de sus decisiones.
Nos dirigimos pues a toda la sociedad, a partir de quienes tienen la responsabilidad
específica, para que no sólo se sigan afirmando estos principios, sino que se termine el
ataque al psicoanálisis por parte de quienes, consciente o inconscientemente, querrían
eliminarlo.
Y en este sentido pedimos a todos los que compartan los principios de este manifiesto,
que suscriban su adhesión al mismo.
15 settembre 2010
Remitente
Alessandra Guerra
Cell. 3358130966
E-mail [email protected]

Source: http://www.manifestoperladifesadellapsicanalisi.it/Manifesto/MANIFESTO%20SPAGNOLO.pdf

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Handouts RZM, p. 1 Definitions of Stylistics: ƒ “The study of style. … Style has to do with making CHOICES. (Turner) ƒ “The study of the way an author uses words and grammar as wel as other elements both within the sentence and within the text as a whole.” (Guerin, et al.) ƒ “That part of linguistics which concentrates on variation in the use of language, often, but not

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